Al estudiante Lucas Villa se lo pudo ver en las calles de la ciudad de Pereira, poco antes de caer acribillado por personas de civil que dispararon contra la protesta de la que participaba.
Su grito “Nos están matando en Colombia”, reproducido miles de veces por redes sociales, se convirtió en un símbolo de lo que está pasando en el país gobernado por Iván Duque. Las escenas de la represión dieron vuelta al mundo. Un joven asesinado a tiros. Otro joven sangrando en la calle mientras sus compañeros gritan por ayuda. Agentes que disparan contra manifestantes desarmados. Helicópteros y tanques en los vecindarios, explosiones en las calles, son imágenes repetidas en los últimos días. El gobierno respondió a las protestas contra la pobreza con la fuerza policial militarizada que despliega contra los combatientes rebeldes y el crimen organizado.
La explosión de frustración en Colombia, dicen los expertos, podría presagiar disturbios en América Latina, donde varios países enfrentan la misma combinación explosiva de una pandemia implacable, dificultades crecientes y la caída de los ingresos del gobierno. (Reuters)